Lourdes. El trabajo en un comedor escolar.

02.05.2011 02:41

 

 

 

Este año se me ha brindado la oportunidad de trabajar en un comedor escolar, cuando me lo ofrecieron pensé, "Vaya, un trabajillo que no está nada mal y aparte no es una tarea difícil" al ser un colegio situado en el centro de granada, C.E.I.P Fuentenueva, mi teoría era que los niños no me darían apenas trabajo.

Pues bueno, todas esas perspectivas que tenía antes de entrar al colegio se me desmontaron al segundo día, cuando observé como aparte de tener que darles de comer, tenemos que educarles en comportamiento a la hora de la comida; y los niños, lo último que tienen ganas es de portarse bien después de 6 horas de colegio. Pues aquí empezaba mi reto, debía enseñarles a comportarse en una mesa, a valorar la comida y el agua, respetar a sus compañeros y resolver conflictos.

Me di cuenta entonces como el trabajo de un comedor no estaba para nada valorado, como el personal de comedor era considerado como personas que se limitan a dar de comer a los niños y cuando terminaban ahí terminaba el trabajo, y para nada era así.

Cuando tienes una mesa con treinta niños de tres años para ti y otra compañera es cuando empiezas a observar como cada niño presenta unas características muy diferentes, cada uno precisa de una cantidad diferente de comida, unos necesitan más ayuda que otros, unos te sorprenden de lo independientes que pueden ser a la hora de comer con tan solo tres años, y otros todo lo contrario, que te necesitan en todo momento porque no saben cómo actuar en la mesa, niños que juegan a tirarse la comida, otros q ensucian el agua de los compañeros, miles de aspectos que me pondría a enumerar pero creo que no terminaría nunca.

 Uno de los aspectos que me gustaría destacar, porque me siento muy orgullosa de ello, es el hecho que he conseguido que un niño, el cual no tocaba la verdura ni la fruta, ahora le encanten las habichuelas y la zanahoria, además de devorar la fruta que sea. Su madre en ningún momento me lo ha agradecido, y no busco el agradecimiento, pero es, en ese gesto, cuando comprendo porque el niño no ha probado la verdura y la fruta mucho antes. El niño es un primor, y lo quiero con locura y estoy contentísima de que ahora coma algo de verdura y de fruta, lo quiero igual que a los veintinueve restantes, y pongo todo mi empeño en que intenten  probar la comida, y poco a poco van probando de todo, la ensalada, el pescado, la carne, cocido, pisto de verdura, los purés... etc.

Gracias a este trabajo estoy aprendiendo a trabajar colaborativamente con mi otra compañera, con la cual me coordino y tengo que compartir todo lo que va sucediendo en la mesa, estoy entrenando mi capacidad de relacionarme con los niños de infantil, aprendiendo a comer sano, y sobre todo, a enseñar a saber comportarse en una mesa y valorar todos los alimentos.

Un trabajo que espero que con el paso del tiempo se considere de una manera diferente y que se intente valorar toda acción que pueda realizar un monitor de comedor.